El burofax de Lionel
Por: Daniel Godoy Peña.
“Un gran líder no necesariamente es quien hace grandes cosas. Es la persona que logra que otros las hagan”
Ronald Reagan.
En medio de una semana muy agitada y noticiosa en el acontecer nacional, no pasó desapercibido un evento de impacto internacional que copó la agenda informativa del planeta, que hizo explotar las redes sociales y que no dejó indiferente a nadie, tanto a los amantes del fútbol como a quienes no les importa para nada: Lionel Messi le comunicaba al Fútbol Club Barcelona y al mundo la intención de terminar su relación con la institución que le vio crecer futbolísticamente, con la cual ha conseguido los mayores logros deportivos de su carrera y una cantidad impresionante de récords y marcas difíciles de superar por otro futbolista.
La decisión de Messi tomó por sorpresa a más de uno, no porque fuera imposible, a todos los deportistas les llega el momento de dejar sus equipos, así como a otros profesionales, nos llega el momento de retirarnos de las empresas en donde trabajamos, bien sea porque nuestras capacidades no son las mismas, porque queremos cambiar de ambiente y buscar nuevos retos o porque simplemente, el tiempo -que a nadie perdona- así no los demanda: no hay día que no llegue ni lapso que no se cumpla.
Tras el polémico anuncio del futbolista una serie de especulaciones se desataron sobre su futuro; en un lado especialistas en la materia debatían que si jugaría en otro equipo, que si tenía el derecho a irse sin pagarle un euro al Barca, etc. En el otro lado de la acera la junta directiva del club encabezada por su presidente, Josep Bartomeu, le exigía a Messi y a su represente (su papá) que cumplieran con el contrato y que cualquier intento de Leo de irse y dejar al club y la ciudad condal, debían adecuarse al pago de la cláusula de recisión del documento: la bicoca de 700 millones de euros. En las gradas, obviamente, estaban los aficionados quienes en un principio pedían la dimisión del presidente pero que, a medida que fueron transcurriendo los días comenzaron a exigirle a su CAPITÁN, a su LÍDER, que les diera una explicación.
Después de la tradicional guerra de declaraciones, los rumores y el amarillismo al cual nos tienen acostumbrados los medios españoles que todo lo tratan como si fuera “prensa rosa”, transcurridos diez días de tan polémico anuncio, Lionel Messi, en una entrevista manifiesta las razones de su primera decisión: irse; pero inmediatamente da a conocer una segunda decisión: quedarse en el club blaugrana; todo un “culebrón” como dirían los españoles.
¿Qué motivó al capitán del Barcelona a comunicar algo tan importante como su partida del club -y la ciudad de sus amores- para luego de más de 10 días de un silencio sepulcral decir todo lo contrario? ¿Por qué el jugador más talentoso que ha dado el futbol puede cometer esos errores y entrar en diatriba con la institución que todo le ha dado? ¿Cómo se pueden sentir todos aquellos miembros del FCB, jugadores, técnicos, empleados, aficionados, cuando su máximo representante, su ícono, su LÍDER dice que ya no cree en el proyecto y luego “con el rabo entre las patas” decide quedarse y trabajar con quienes manifestó que ya no se sentía a gusto y que por eso se iba?
El caso de Messi es un ejemplo perfecto (para no ofender ni herir susceptibilidades políticas por ahora) del cual me valdré para, a través de un par de artículos, explicar la diferencia entre ser una influencia, una referencia deportiva, un dechado de virtudes y un líder, porque solemos confundir que toda persona que posee unos dones o capacidades por encima del promedio, pueda ser un líder. Al entender de este amante del futbol, el líder no nace, se hace; y con esto no pretendo, bajo ninguna circunstancia, tratar de catalogar ni identificar qué tipo de líder es Messi y mucho menos desmeritar sus logros deportivos, sino que quiero invitarlo a usted que me lee para que a la vista de una persona tan influyente como Leo -y con ciertos datos de análisis- podamos llegar a algunas conclusiones.
El líder es reconocido como una persona que provoca en determinadas circunstancias que las cosas sucedan; pero el liderazgo no está cimentado en la popularidad o el cariño. Para algunos autores especialistas en la materia, el líder eficaz es quien con su ejemplo es capaz de conducir a sus seguidores o equipos de trabajo para que cumplan con su deber. El liderazgo no se traduce entonces, ni en fama, ni en éxitos, ni en rangos o privilegios, sino en responsabilidad, porque el líder es quien es capaz de asumir la responsabilidad de sus acciones para consigo mismo y de cara a los demás. El tamaño de las adversidades puede determinar el liderazgo.
Desde el 2016, luego del último triplete del Barcelona, las retiradas de Xavi e Iniesta, la venta de Neymar al Paris Saint German y algunas decisiones de la junta directiva del equipo, todos los focos de atención se volcaron sobre el astro argentino, cosa nada nueva pero las razones eran distintas, ya que la banda de capitán y la “responsabilidad” de mantener el equipo al mismo nivel de la “era dorada” recaían completas sobre Leo, porque era él quien estaba llamado a continuar con un legado y a transmitir a las nuevas generaciones de futbolistas el ejemplo de trabajo en equipo para seguir obteniendo éxitos y resultados, aunque no todo en el camino del líder son los triunfos y estar en la cima.
Para Leo Messi y el Barcelona después del 2015 conquistar las UEFA Champions League se ha convertido en una obsesión. Lo que antes se conseguía con el trabajo en equipo con facilidad y con una visión de juego muy clara es la causa de la discordia. Teniendo como máximo referente la derrota del pasado 14 de agosto cuando el Bayern de Múnich le endosó al Can Barça 8 goles, representando esta goleada la derrota más humillante del conjunto Blaugrana en su historia. Es este evento el que destapa el problema, porque esta situación se había repetido en 3 ocasiones seguidas en las 3 ediciones anteriores, la Juventus, la Roma y el Liverpool habían dejado al descubierto las fallas del equipo y es ahí donde se mide la primera característica de un líder: “crecerse” frente a la adversidad, pero, para eso necesita tener una actitud autocrítica y debe preguntarse: ¿Qué es lo que quiero y cuáles son mis objetivos? ¿Qué debo hacer para revertir la mala situación? ¿Qué mensaje debo transmitir a mi equipo y a mis seguidores para que entre todos logremos el objetivo que nos hemos planteado?
El líder debe tener una visión de futuro para ver las circunstancias -sobre todo las adversas- de forma diferente; debe estar un paso delante de quienes lidera para hacerles entender con un mensaje claro y sencillo a sus compañeros y admiradores cuáles son las tareas y trabajos que deben acometerse para que la situación pueda cambiar. ¿Cuántas veces no hemos visto después de derrotas importantes, tanto en el Barça como en la selección de Argentina, al mejor jugador del mundo con una actitud derrotista decir que deja la selección o como en la ocasión más reciente abandonar al club que todo le dio? ¿Cuál es el mensaje claro de superación que deja el “líder” cuando días antes de la derrota dice públicamente que, el equipo del cual él es su máximo referente no está ni tiene las condiciones para ganar?
Después del anuncio de su partida efectuado por medio de un documento, Messi transcurre 10 días en un silencio sepulcral para conceder una entrevista en la cual le echa la culpa a la directiva del club por los fracasos y admite que él como capitán del equipo no tiene comunicación alguna con el presidente del FCB. No existen experiencias conocidas donde un líder, enviando mensajes contradictorios, que ponen en tela de juicio las capacidades del equipo y luego achacando la responsabilidad de los fracasos a los demás, haya logrado cumplir los objetivos que la organización se ha propuesto.
El líder debe aceptar grandes desafíos, sus aciertos y sus errores; esa aceptación hace que pueda ganar colaboradores que compartan su visión, para ello debe dar a conocer cuáles son sus valores, y no en la teoría sino en la práctica; debe demostrar con hechos su nivel de compromiso, honestidad e incluso, debe saber superar sus diferencias personales en la búsqueda del beneficio de la mayoría para poder así convencer a sus compañeros de que la visión y la estrategia que tiene para poder alcanzar las metas trazadas son realizables, con base en la experiencia y la información que posee.
Se puede exhibir toda la experiencia del mundo, pero si no se tiene la capacidad de mantener una comunicación fluida con los miembros de la organización que se dirige, es muy difícil que se pueda transmitir un mensaje claro a los seguidores y persuadirles asertivamente para que sigan al líder en la consecución de los objetivos.
Ya transcurrieron los primeros 45 minutos del partido y suena el pitazo, toca ir a descanso para ver que nos depara el segundo tiempo.
@danielgodoyp
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