Conversaciones por WhatsApp sobre el Diego

Entiendo la posición de muchos en torno de la figura de Diego Armando Maradona y convalido el sentimiento de rechazo hacia el personaje decadente en el que derivó, su aval a la figura de líderes mundiales que destruyeron naciones por imponer una ideología maldita, esa versión  pestilente y tóxica provocada por el consumo de cocaína y quién sabe qué otras acciones.

Me da igual si está en una paila del infierno o si a diario se abre un templo con su imagen.

Hoy, aunque esa cosecha de odio florezca en algunos con su muerte, tal vez muy lógicamente, en otros se despierta un sentimiento de nostalgia por lo que su figura sobre un terreno de juego nos hizo sentir.

Maradona fue el primer acercamiento con el fútbol de millones y, en mi caso puedo decir que por él desde pequeño sigo con devoción este deporte que sin dudas es el más popular del planeta.

Algunos vieron en vivo su partido contra los ingleses, el de aquel gol con la mano hoy más que nunca satanizado por lo ilegal de una acción no contemplada por el árbitro. Me causa risa el talante purista con el que unos cuantos juzgan aquella acción y hoy lo tildan de tramposo cuando, sobre todo de este lado del planeta, vamos por la vida aprovechando en acciones cotidianas cada resquicio para marcar goles con la mano. Yo les puedo contar unos cuantos míos sin que eso  me convierta en una miseria humana.

También se presenció en ese juego el mejor gol de la historia de los mundiales.

A Maradona le caían literalmente a patadas y siempre como jugador demostró que era una especie única, con actuaciones épicas con un Napoli que representaba en materia geopolítica a los desvalidos. A mí me enseñó que el coraje es un valor, que el talento se escupe y que con liderazgo se ganan y se ganaban partidos. Me quedo con eso que absorbí yo viéndolo jugar. Ejemplos puedo contar muchos pero ya el texto es largo y sé que por ello me vendrán insultos y ofensas de los fundamentalistas no del fútbol sino de la vida.

Bajo esa lupa el mejor de todos será siempre Lionel Messi porque Ronaldinho puteaba y hace poco estuvo preso ni que hablar de Zidane y su tristemente célebre cabezazo o el propio Pelé señalado incluso de pederasta. De los jugadores de béisbol y basquetbol no podríamos ni hablar de tantas golpizas a sus mujeres, infidelidades, trampas o traiciones.

Es como si todos midiéramos al mundo como sastres del Vaticano. Ya sabemos lo de la moral y las buenas costumbres.

En fin, entiendo que no lo vean como el mejor y también entiendo que sojuzguen al que no. Todos a veces tenemos complejos de jueces y nos encanta latigar a quienes no pueden sostener una idea y ceden. Lo evidente no requiere mayor aval.

Freddy González Gil

Comunicador Social venezolano-argentino, especialista en Artes Audiovisuales, amante del deporte y más de 15 años de experiencia | Buenos Aires, Argentina | Twitter | Instagram