OPINIÓN

La rebatiña por las vacunas

Por: Daniel Godoy Peña

Hace un mes el presidente Nicolás Maduro, anunciaba en cadena nacional la llegada al país de las variantes P.1 y P.2 del COVID-19, o mejor conocidas como “variantes brasileñas”; explicaba en esa oportunidad que de acuerdo con los estudios y a la información proveniente del gigante amazónico, que el nivel de contagio y de carga viral de estas es hasta dos veces mayor. Fue a partir de allí cuando en Venezuela empezamos a transitar la segunda ola del virus, superando el promedio de casos diarios de la primera ola que transcurrió entre los meses de agosto, septiembre y octubre del año pasado.

No es secreto para nadie que, debido a la flexibilización que otorgó el Gobierno Nacional en carnavales y sumado al incumplimiento de las normas básicas de bioseguridad, los casos de contagio aumentaron de manera considerable y empezamos a conocer cada vez casos más cercanos de amigos, vecinos o familiares contagiados. Al amparo de la falta de credibilidad que tiene el gobierno en cuanto al verdadero número de contagios, gracias a su ostensible opacidad, las redes sociales se convirtieron en refugio y principal fuente de información para un sector de nuestra sociedad, pero ya sabemos que, cuando se recurre a las RRSS y a las fuentes no especializadas lo que se genera como consecuencia es que se desate una especie de pánico colectivo y que no se sepa diferenciar la realidad de la fantasía.

Es normal que sintamos miedo y más en un país donde el sistema de salud pública es tan precario, donde a las compañías de seguros nacionales se les hace cada vez más difícil afrontar los costos de los tratamientos en centros de salud privados, donde el miedo al virus sigue presente a pesar que los tratamientos para combatirlos han ido evolucionando y que las tasas de recuperación son cada vez mayores a nivel mundial, pero donde cada vez se están poniendo y centrando más los esfuerzos en una parte de la solución: la vacuna y se cree que por tener vacunas se pueden abandonar las medidas de bioseguridad.

Me preocupa y me duele como venezolano tener que ver, oír y leer a través de los diversos medios de comunicación social y en las RRSS, por supuesto, como un grupo de dirigentes políticos, tanto del gobierno como de la oposición, pretenden convertir en el centro del debate político algo tan delicado como el Plan de Vacunación, como si se tratase de un tema más en la muchas veces baladí agenda política nacional. No cabe ninguna duda que la vacunación masiva es esencial para que los efectos y los estragos causados por el virus disminuyan, pero de allí a solicitar #VacunasParaTodosYa como si se tratase de importar Nutella, mezcla para panquecas o bronceadores, si no es un ejercicio expreso y consciente de irresponsabilidad, entonces lo que denota es un grave (y culpable) desconocimiento sobre la realidad del mercado mundial de vacunas, sumado a  una gran carga de populismo que solo produce más angustia y zozobra sobre la ya maltrecha paz mental del venezolano.

A finales del año pasado el gobierno de Maduro anunció “con bombos y platillos” la adquisición de 10 millones de dosis Sputnik y que su aplicación masiva comenzaría en este mes, abril de 2021, pero la realidad le golpeó en la cara porque hasta la fecha solo han llegado 300.000 mil dosis de esa y 500.000 de la china Sinopharm. Aún no se conoce con precisión cuál es el plan de vacunación, que debería privilegiar a los trabajadores de los sectores salud y servicios esenciales, que no pueden detener sus actividades. A apenas fue la semana pasada cuando el gobierno anunció el pago de un poco más de 59 millones de dólares para que Venezuela pueda acceder al mecanismo COVAX de la Organización Mundial de la Salud que, según anunció el presidente de la República servirá para inmunizar al 20% de nuestra población. ¡Ojala el gobierno deje las excusas de lado para que se pueda dar a conocer un plan de vacunación que favorezca a la mayor cantidad de personas!

Y ojalá, también, mis compañeros y amigos de la oposición se dejen de manifestaciones bobas y demagógicas con respecto a la vacuna, porque por el simple hecho de solicitarlo no hará que el proceso sea más rápido, ni que lleguen mayor cantidad de ellas al país; pareciera que olvidamos que atravesamos una de nuestras peores crisis, que somos un país del tercer mundo y que padecemos de los mismos males de la región aunado a un problema global que no es otro que la incapacidad para la producción de las vacunas a mayor ritmo y escala. No podemos dejar de recordar que, hasta hace unos meses, las criticas de algunos agoreros y opinadores de oficio iban dirigidas a que las vacunas eran rusas o chinas, solo porque eran rusas y chinas, pero sin ningún fundamento científico. Hoy en día, y frente a los presuntos problemas que están presentando las vacunas desarrolladas por Astra Zeneca y Jhonson & Jhonson, lo que genera es que cada día sea más restrictivo el acceso a la inmunización, más aun cuando las primeras economías del mundo están adquiriendo las vacuna de Pfizer, la Sputnik V o la Sinopharm.

Ninguno de los países más avanzados del mundo salvo un pequeño grupo al que se suman Israel, Reino Unido, Estados Unidos y Chile han superado más del 25% de la vacunación, pero en contraste, ni España, Francia y Alemania han superado el 20%, no pretendo que nos consolemos con estos números, pero tampoco traten de venderle a nuestros ciudadanos y al mundo que las vacunas llegarían a raudales si Maduro no estuviera en el poder. Es inmoral utilizar el tema de las vacunas como campaña de posicionamiento de la oposición; qué útil sería también que esa oposición que solicitó sanciones y la congelación de los fondos de la República, pusiera todo su esfuerzo en apoyar al gobierno para adquirir las vacunas que necesitamos: ¡menos consignas vacías y más acciones para la mayor cantidad de bien colectivo porque no es tiempo de politiquería bastarda!

@danielgodoyp

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