¿MÁS PIERDE EL VENADO QUE QUIEN LE TIRA?

Por: Daniel Godoy Peña

Estas últimas semanas y de forma separada, las distintas oposiciones han querido aprovechar al máximo la designación del nuevo Consejo Nacional Electoral, así como el nombramiento de Enrique Márquez y de Roberto Picón, como rectores para hacer sus respectivas “cartas al niño Jesús” con la esperanza de que algunas de sus peticiones les sean concedidas; aunque todos sabemos que no se obtendrá el 100% de las condiciones electorales solicitadas, lo más importante no es la cantidad de lo que se pida sino la calidad de lo que se obtenga.

Es importante recordar, aunque una parte de la oposición lo niegue y una parte de la sociedad no lo quiera creer, que para que este nuevo CNE fuera designado no solo bastó que los diputados de la Asamblea Nacional -que representan al gobierno y a parte de la oposición- se pusieran de acuerdo para que Márquez y Picón fueran los elegidos, sino que ese proceso contó con el aval y con el aporte del G4; esto para rabia de los extremistas de lado y lado que se quedaron por fuera y que solo tienen eco en un grupito cada vez más reducidos de venezolanos que hacen vida en las redes sociales.

Este nuevo CNE, con bríos y legitimidad renovada, y sin procrastinar, se puso manos a la obra y en menos de 10 días dieron a conocer públicamente y por unanimidad, el cronograma electoral y la fecha de las “mega elecciones regionales” lo que ha obligado a los dirigentes de los otrora partidos abstencionistas a desempolvar y preparar sus maquinarias, a diseñar la maqueta de las candidaturas y a comenzar el proceso de estructurar una estrategia que les permita competir frente al madurismo el próximo 21 de noviembre. La tarea no es fácil.

Es importante destacar que hoy una de las exigencias no solo de la oposición venezolana, sino de la comunidad internacional, es que las garantías electorales que se establezcan para este –y para todos los procesos electorales a futuro-, permitan que sean unos comicios competitivos, trasparentes, verificables, con observación internacional, pero, sobre todo, que esas condiciones sean logradas de común acuerdo. Si bien es cierto que el gobierno de Maduro controla las instituciones de nuestro país, no es menos cierto que necesita cumplir con una serie de condiciones que ha formulado la comunidad internacional para poder empezar a salir del atolladero económico, social y político en el que está metido, cosa que las encuestas reflejan cuando señalan que más del 70% de los venezolanos desaprueba su gestión.

No puedo omitir mencionar que ayer llamó poderosamente mi atención la solicitud que hicieron ante el CNE un grupo de políticos y ciudadanos encabezados por Nicmer Evans y Cesar Pérez Vivas, para la activación del referendo revocatorio presidencial que para ellos llega a la mitad de su periodo (aunque para otros es en 2022 de acuerdo a la Constitución y la jurisprudencia) y que, a diferencia de las elecciones regionales donde se miden los liderazgos locales y regionales, en el caso del este derecho constitucional el competidor sería el gobierno de Maduro contra sus detractores que, como mencionamos antes, en principio, se corresponde con el 70% de la población.

Ahora bien, no es cuestionable la pretensión de activar el referendo revocatorio, ya que es un mecanismo previsto en la Constitución, lo que si puede resultar es que para la fecha es jurídicamente improponible de acuerdo a la misma Constitución, y podría comportar para la oposición una distracción innecesaria ante la inminencia de las elecciones regionales el próximo mes de noviembre. Si bien es cierto que nada parece indicar que la condición de desafecto popular contra Maduro vaya a cambiar rápidamente, eso no será obstáculo para que en las próximas elecciones del 21 de noviembre el madurismo gane la mayoría de las gobernaciones y alcaldía gracias a la apatía del voto opositor, de aquí que estas elecciones le dan a la oposición venezolana la inestimable oportunidad de reagruparse, de establecer alianzas, de recomponer vínculos, de trazar estrategias electorales, de activar a sus cuadros y maquinarias, para luego, en  2022, cuando corresponde, realizar la solicitud de activación del referendo revocatorio. Ya se verá.

El foco de la oposición debe estar puesto en la tarea de procurar rescatar entre los venezolanos la conciencia acerca del valor transformador del voto y de convencer a sus votantes de la necesidad de ocupar espacios políticos territoriales como lo son las gobernaciones y las alcaldías, que vayan restando pedazos al inmenso poder político que detenta el gobierno; tarea que no será fácil luego de que la mayor parte de la oposición ha desperdiciado los últimos años haciendo llamados a la abstención y minando sistemáticamente la confianza en el derecho al voto. Si a esa aguda desconfianza que exhibe el votante opositor se le suma el error político de proponer a destiempo un mecanismo como el referendo revocatorio presidencial -que todo indica que será legalmente rechazado por anticipado y extemporáneo-, habremos sumado otro peso muerto a esta maltrecha carreta, que, con sus ejes rotos, debemos ir empujando hasta llegar a las elecciones de noviembre los que creemos en el voto y hemos adversado la abstención como mecanismo de lucha.

Si bien es cierto que, como dice el dicho popular “más pierde el venado que quien le tira” para justificar el hecho de activar cualquier mecanismo previsto en la Constitución, también es verdad que en la oposición ya no tenemos tiempo para seguir ejecutando acciones y piruetas que sumen más frustración en la gente porque sean decisiones producto de la desesperación y no de la serena compresión y aceptación de nuestra realidad. Cuando los recursos y herramientas se usan mal o a destiempo el resultado suele ser que no se obtiene lo deseado, e incluso, se obtiene el resultado contrario y contraproducente, y la política no es la excepción.

El campo de batalla son las regionales –que ya tienen fecha y hora- y no un mecanismo como el referendo revocatorio que, todo indica, correspondería solicitar a partir del 10 de enero de 2022 y no ahora.

@danielgodoyp

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