OPINIÓN

NO ESTAMOS PEOR

Por: Daniel Godoy Peña

Quienes hemos decidido por voluntad propia quedarnos en Venezuela, o porque las circunstancias así lo han determinado, hemos podido notar los cambios que progresivamente se han ido produciendo en nuestro país. Para bien -o para mal si se prefiere pesimistamente plantarse en la perspectiva derrotista– debemos resaltar todas aquellas cosas que nos hacen creer que en este país sobran las razones para confiar en que se puede salir adelante y que, a despecho de lo que vaticinaban algunos, no estamos peor hoy que hace 5 o 6 años atrás.

La situación social y económica a finales de 2015 era desoladora, porque estábamos inermes frente a un país en donde ya no únicamente los estratos sociales más pudientes y la muy maltratada clase media migraban a otras latitudes en busca de mejor provenir en los Estados Unidos, España o Panamá, sino que de a poco cada vez más personas de los estratos más desfavorecidos empezaron su peregrinar, en el estricto sentido de la palabra, por las carreteras del sur del continente dando comienzo a una larga marcha de viandantes cuyo único destino era estar “mejor” que en Venezuela, sin saber para dónde iban ni qué les deparaba el destino y, así, estos “peregrinos” llegaron a Colombia, Brasil, Ecuador y Perú e, incluso, hasta Argentina y Chile.

El país estaba sumergido hace apenas un lustro en una especie de agujero negro que se iba tragando poco a poco lo que quedaba de nuestra sociedad, y la desolación, la desesperanza, la grave crisis económica, la escasez de los productos de primera necesidad donde no encontrábamos papel sanitario y había que hacer largas colas para poder comprar un par de kilos de arroz, o aceite vegetal, o los tratamientos para enfermedades comunes como hipertensión, enfermedades coronarias, etc., se le hacían al venezolano una losa pesada que lo llenaba de un miedo cerval acerca del futuro porque, ¿Quién no se vio en la necesidad de pedirles a familiares o amigos que le enviaran o trajeran cualquiera de estos productos, medicinas o alimentos? Los venezolanos parecíamos estar condenados a extinguirnos como sociedad e, incluso, algunos vaticinaron que seriamos víctimas de una hambruna y una mortandad sin precedentes en la región.

Pero ha sido con mucho esfuerzo y empeño que nuestro pueblo de forma gallarda y con una férrea voluntad ha sabido sortear las dificultades y los retos que representaba afrontar tamaña crisis a pesar del gobierno y de la oposición, porque tanto quienes no podían salir, como quienes decidimos voluntariamente quedarnos aquí, sabíamos del riesgo que suponía una situación como esa.

La verdad es que las sociedades y los países por más dura que sea la crisis por la cual atraviesen no perecen ni tienden a desaparecer sino que se adaptan, se reacomodan y se transforman y, en la mayoría de los casos, para sacar lo mejor de sí, para darse una oportunidad y tratar en medio del marasmo dejar la inactividad y salir adelante. No cabe la menor duda que los venezolanos no estábamos entrenados para una situación tan difícil, ni estábamos sociológicamente preparados para afrontarla, pero no es menos cierto que así como quienes valientemente tomaron la decisión de irse, no fueron menos valientes e inteligentes quienes decidieron apostar por el país en el país.

Hoy en día, y a pesar de las consecuencias de la pandemia, Venezuela no es la misma y aunque no se han logrado los cambios políticos que algunos esperábamos, es innegable que la situación que atravesamos no es peor que hace 2 o 3 años, ni logramos alcanzar las escenas postapocalípticas que algunos como aves de mal agüero y profetas del desastre se resolvieron a vaticinar. Venezuela no está ni cerca de alcanzar todas las capacidades que su potencial le podría deparar, pero no deja de llamar la atención que poco a poco estemos sorteando los embates de la crisis y que aquel país que hace un par de años fue una réplica moderna del “Guernica” hoy se haya ido estabilizando.

Una crisis como la que vivimos en estos cinco años sumada a una pandemia no es poca cosa. Quienes pudieron y decidieron “aguantar la pela” como decimos en estas latitudes y no cerrar sus actividades económicas, hoy pueden ver los frutos de su paciencia y sobre todo de su confianza en esta tierra bendita. Todos sabemos de algún familiar, vecino, amigo o conocido que durante esta época tan dura vieron una oportunidad y decidieron emprender un negocio, o continuar con uno de la familia que creían estaba quebrado o que lograron complementar sus trabajos con otras actividades económicas que les ha permitido salir adelante, y que si bien es cierto esto no aplica para todo el mundo, es innegable que existe una mejoría de las condiciones generales.

Hoy accedemos y compramos en mayores y cada vez más variadas redes de supermercados, farmacias y nuevos negocios que antes no existían, y encontramos una amplia variedad de productos nacionales que hasta hace unos pocos semestres no estaban en los anaqueles.

También hay quienes se empeñan todavía en tratar de “mostrarle” al mundo lo mal que estamos y que cuando algunos “influenciadores” visitan nuestro país y exponen las maravillas naturales y turísticas que encuentran, visitan supermercados o simplemente caminan por las calles para mostrar las cosas positivas que tenemos como pueblo, entonces salen en esas mismas redes sociales, neciamente y con insultos y descalificaciones a tratar de ocultar lo que con un dedo ya es imposible. Son esos mismos que cuando se abre algún nuevo negocio o emprendimiento, y si  mayor conocimiento ni información, dicen que ese negocio es una fachada de algún negocio ilícito. ¡Ya está bueno de tanta necedad!

¿Cuántos de nosotros no seguimos en las redes sociales nuevos emprendimientos que nos asombran? ¿Cuántos de nosotros no hemos visitado en los últimos tiempos lugares que antes ni pensábamos en conocer? Emprendimientos y negocios de venezolanos que día a día y con su esfuerzo, creatividad, trabajo, disciplina y dedicación dan lo mejor de sí mismos para mostrar una cara distinta de nuestra tierra. Venezolanos que apostaron por seguir adelante y que solamente se pararon para tomar un respiro y divisar el horizonte de lo que está por venir como fruto de su capacidad de resistir. Hombres y mujeres curtidos en la batalla, resilientes y que no están dispuestos a arredrarse frente a las dificultades, porque han aprendido a luchar aún en las más adversas condiciones. ¡Esa es la gente que me gusta, que me motiva y de la cual está repleta esta Tierra de Gracia!   

@danielgodoyp

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