OPINIÓN

¡Bravo, Soledad!

Por: Linda D’ambrosio

Durante un breve lapso hemos disfrutado de la presencia de la señora Soledad Bravo en Madrid.


Un poco a regañadientes, dividida entre el deseo de reencontrarse con sus compatriotas y el peso de salir a escena, ha cosechado admiración en cada una de sus presentaciones, deslumbrando con la magia de su voz y cautivando con su don de gentes.


Se presentó por primera vez el 12 de diciembre, en el municipio madrileño de San Sebastián de los Reyes, donde se encuentra asentado un importante número de venezolanos. Su sobrino Enrique Bravo, guitarrista y productor del evento, había insistido en que ofreciera ese concierto, identificado con el sugerente título de A todo pulmón, dando cuenta no solo de la fortaleza de Soledad tras haberse sobrepuesto al Covid-19, sino también de la potencia que conserva su voz. Durante el espectáculo, la cantante recibió el homenaje emocionado de muchos que han compartido el escenario con ella a lo largo de medio siglo de trayectoria artística. Entre otros, le acompañaron Pablo Milanés, la destacadísima Martirio, Julio Fowler, Ignacio Izcaray y el maestro Dioni Velázquez, en una producción de Catherina Cardozo.


Soledad volvió a hacer aparición, con motivo del 23 de enero, en el marco de un concierto ofrecido por la Orquesta Sinfónica Carlos Cruz-Diez. En esa oportunidad el Alcalde, don Narciso Romero, le hizo entrega de una placa de reconocimiento a su trayectoria. De nuevo las casi 700 personas que habían acudido al teatro rodearon de afecto a la artista cuando entonó, acompañada por la orquesta, uno de sus más conocidos éxitos: Déjala bailar.


Y es que Soledad se distingue por haber interpretado diversos géneros, destacándose en cada uno de ellos. No solo ha permanecido vinculada a la música venezolana, sino que ha transitado también por la canción de protesta, alternando con figuras como Mercedes Sosa, Violeta Parra, Daniel Viglieti, Chico Buarque, Silvio Rodríguez y el precitado Pablo Milanés. Tampoco se ha desvinculado de sus raíces españolas (Soledad nació en Logroño el 13 de noviembre de 1943) : grabó un disco junto al poeta gaditano Rafael Alberti, dio a conocer a los poetas españoles de la generación del 27 a través de sus canciones, y rescató algunos Cantos Sefardíes pertenecientes al acervo tradicional español.


En los años 80 incursionó también en el mundo de la salsa con el disco Caribe, que vendría a sumarse a los más de 40 álbumes grabados a lo largo de su extensa trayectoria artística.


Pero, ante todo, Soledad constituye en este momento una figura que nuclea al casi medio millón de venezolanos que residen en España, constituyéndose, al igual que sucedió recientemente con Ilan Chester o con el maestro Alberto Grau, en un icono de nuestro gentilicio, en una imagen emblemática de una época y de los mejores valores de nuestro país, alentando nuestra esperanza, congregándonos y devolviéndonos durante un par de horas a lo mejor de nuestra nacionalidad.


Nos entristecerá verla partir cuando regrese a su añorado hogar caraqueño, tras despedirse en el concierto que ofrecerá, por todo lo alto, en el Teatro Cofidis Alcázar de Madrid el venidero 15 de febrero. Allí se verá rodeada, una vez más, del afecto de la gente de sus dos patrias, mientras comparte el escenario con Boris Izaguirre, quien actuará como presentador, y con un grupo de estrellas encabezadas por el venezolano Carlos Baute y, de nuevo, por Martirio.


En lo personal, manifiesto mi afecto y mi respeto a esta mujer de pro, que, debo decir, es humana, divertida, cercana, y una de las personas más encantadoras que he conocido. Para ella, mis parabienes.


linda.dambrosiom@deportes

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