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Trump y su camino hacia 2024

El ex presidente estadounidense anunció recientemente su candidatura para recuperar la Casa Blanca en las próximas elecciones. Sin embargo, sus aspiraciones no parecen tener por delante un sendero desprovisto de obstáculos

La fabulosa residencia de Mar-a-Lago, en la localidad de Palm Beach, fue el escenario del lanzamiento de Donald J. Trump en su intento de recuperar la Casa Blanca en 2024.

Ansioso por anunciar su pretensión de un segundo mandato, Trump adelantó la discusión sobre la candidatura republicana cuando ni siquiera se han terminado de computar los votos finales de las elecciones de medio término que acaban de sustanciarse.

En caso de conseguir su propósito, se convertirá en el segundo presidente en servir en dos periodos no consecutivos en toda la historia de los EEUU. Un triunfo hermanaría a Trump con Grover Cleveland, quien ocupó la Casa Blanca entre 1885-89 y 1893-97.

Pero sus aspiraciones no parecen tener por delante un camino desprovisto de obstáculos. En especial porque el modesto desempeño del GOP (Grand Old Party) – sobre todo en relación a las expectativas previas – ha significado un llamado de atención para los conservadores.

Al tiempo que convertido en el gran ganador de las Midterms, el gobernador reelecto de Florida, Ron DeSantis, (de tan sólo 44 años) parece haber surgido como un serio contendiente para reemplazar al Presidente Joe Biden.

Estos reveses para Trump encontraron eco en otras voces, incluso entre figuras centrales de su Administración. Su ex vicepresidente Mike Pence expresó que el Partido Republicano tendrá “mejores opciones”. Al tiempo que su ex secretario de Estado Mike Pompeo declaró que una postulación de su antiguo jefe no alterará sus propios planes.

El senador por Indiana Todd Young afirmó que aún es muy temprano para definiciones y que es una bendición contar con tantos “talentosos” aspirantes. Su colega por Kansas, Jerry Moran, fue más duro cuando enumeró tres desafíos para su partido: la discusión por el aborto, el señor Trump y la negativa a reconocer los resultados de 2020. “Todo ello nos dañó”, resumió.

Sus palabras parecieron coincidir con un extendido sentimiento en el GOP según el cual la tumultuosa transición y los bochornosos sucesos del 6 de enero de 2021 tuvieron un costo electoral significativo en las elecciones especiales que a comienzos de ese año determinaron una mayoría demócrata en la cámara alta.

Por su parte, la senadora Cynthia Lummis (R-Wyoming) advirtió que la performance republicana había estado por debajo de lo esperado y recomendó esperar al 6 de diciembre, cuando debe definirse el destino de una banca por Georgia que terminará de confirmar la composición del Senado. Lummis fue más allá al afirmar que “en mi opinión, el líder actual del Partido Republicano es Ron DeSantis”.

El senador Mitt Romney (R-Utah) – en su momento aspirante a la Presidencia – alertó que las acciones del ex mandatario pueden complicar al aspirante republicano en la pendiente definición del senador por Georgia.

Por el contrario, Trump cosechó elogios entre otros líderes. El senador Lindsey Graham (R-South Carolina) advirtió que el ex mandatario es un contendiente “difícil de vencer” y que la comparación de su administración con la de su sucesor trazará un camino ganador. Por su parte, el representante Jim Jordan (R-Ohio) lo calificó como “uno de los mejores presidentes que hemos tenido”. El senador y ex jugador de fútbol americano Tommy Tuberville apoyó al magnate graficando: “no puedo olvidar que represento al pueblo de Alabama”. Al respecto, de acuerdo con un sondeo del Wall Street Journal, el 93 por ciento de los votantes republicanos conservan una opinión favorable sobre el desempeño del presidente número 45.

Los grandes donantes del partido, sin embargo, expresaron dudas respecto de la conveniencia de insistir con Trump como postulante. El CEO de Blackstone Inc., Stephen Schwarzman, afirmó que es tiempo de una nueva generación de líderes. Otros advirtieron que una reiteración de Trump podría arrastrar al país a un triunfo demócrata hasta ahora inimaginado. A la vez que un editorial del influyente Financial Times expresó la visión del establishment al afirmar que lisa y llanamente, Trump es una “amenaza” para la democracia norteamericana al tiempo que se probó como un “pasivo” para el GOP.

En esta imagen de septiembre de 2017, una persona ondea una bandera estadounidense a las afueras de la Casa Blanca, en Washington. (AP Foto/Carolyn Kaster/Archivo) En esta imagen de septiembre de 2017, una persona ondea una bandera estadounidense a las afueras de la Casa Blanca, en Washington.

El profesor de la Georgetown University Gonzalo Paz indicó que la decisión trumpista de apoyar candidatos extremistas y “deniers” pudo resultar perjudicial para el Partido Republicano. Y recordó que uno de esos postulantes llegó a la extravagancia de plantear que si él ganaba en su estado allí nunca más ganaría un demócrata. A la vez que al enfocarse ciegamente en su relato personal según el cual él había ganado en 2020, puso el foco en el pasado y no en los problemas de hoy.

Acaso Trump pudo haber cometido el error -extraño en un hombre que siempre tuvo un gran olfato sobre el sentir popular- de insistir en una agenda ajena a la de un pueblo alarmado por la inflación y la perspectiva de una inminente recesión.

Aún con todo, Trump asoma a la fecha como el “front-runner”. Pero esa privilegiada delantera conlleva el riesgo de encontrarlo a catorce meses del inicio de la carrera de primarias. El experimentado Karl Rove explicó que estar posicionado demasiado bien mucho antes del momento electoral puede resultar problemático, como le ocurriera a Rudy Giuliani en 2008. Al tiempo que indicó que quien ha sufrido una derrota debe demostrar haber aprendido algunas lecciones de esa traumática experiencia para convencer a un electorado que en su momento no lo eligió. Virtualmente una hazaña como la que en 1968 llevó a Richard Nixon a la Casa Blanca después de haberla perdido a manos de JFK ocho años antes.

De pronto demasiados interrogantes que se acumulan de cara a los comicios que tendrán lugar en dos años. Un periodo en que con seguridad Trump seguirá siendo el eje de controversias y polémicas. Al tiempo que deberá demostrar si es capaz de derrotar al establishment y lo políticamente correcto una vez más, reinventándose en una versión renovada de sí mismo. O si, por el contrario, 2024 marcará el fin de la era Trump y la llegada de una nueva generación.

Mariano A. Caucino es especialista en relaciones internacionales. Ex embajador en Israel y Costa Rica.

Con Información de Infobae