LATINOAMÉRICA

Bolsonaro solicita impugnar en Brasil las elecciones

El Partido Liberal pidió el martes al Tribunal Superior Electoral (TSE) que anule los votos de más de 280.000 urnas electrónicas, argumentando que “fallos de funcionamiento” han impedido la reelección de Jair Bolsonaro frente a ‘Lula’ da Silva el 30 de octubre. Un recurso con pocas posibilidades de éxito.

Más de tres semanas después de perder su reelección, el presidente saliente Jair Bolsonaro culpó el martes 22 de noviembre a un error de software y exigió a la autoridad electoral que anule los votos emitidos en la mayoría de las máquinas de votación electrónica de Brasil.

Tal acción dejaría a Bolsonaro con el 51% de los votos válidos restantes y una victoria en la reelección, dijo a los periodistas Marcelo de Bessa, el abogado que presentó la solicitud de 33 páginas en nombre del presidente y su Partido Liberal (PL), que obtuvo el mayor número de diputados y senadores en las elecciones legislativas.

“Solicitamos que se anulen los votos de las urnas electrónicas en las que se han detectado fallos insalvables, y que se extraigan las consecuencias legales de los resultados de la segunda vuelta del 30 de octubre”, reza la denuncia presentada por el Partido Liberal.

El líder del PL, Valdemar Costa, y un auditor contratado por el partido dijeron a los periodistas en Brasilia que su evaluación encontró que todas las máquinas que datan de antes de 2020 -casi 280.000 de ellas, o alrededor del 59% del total utilizado en la segunda vuelta del 30 de octubre- carecían de números de identificación individual en los registros internos.

Ninguno de los dos explicó cómo eso podría haber afectado a los resultados de las elecciones, pero dijeron que estaban pidiendo a la autoridad electoral que invalidará todos los votos emitidos en esas máquinas.

Un movimiento que sigue negando el resultado de las elecciones

Según el resultado oficial, ‘Lula’ se impuso en esa segunda vuelta del 30 de octubre con el 50,9 %, frente al 49,1 % que obtuvo Bolsonaro, en un proceso avalado y reconocido como transparente por todas las misiones de observadores nacionales e internacionales que participaron. 

La pérdida de menos de dos puntos de Bolsonaro frente a da Silva fue el margen más estrecho desde el regreso de Brasil a la democracia en 1985. Pero la victoria de ‘Lula’ ha sido ratificada por el Tribunal Superior Electoral (TSE). Esos resultados han sido reconocidos incluso por muchos de los aliados del presidente Bolsonaro, tal como los principales políticos y aliados internacionales de Brasil. 

Sin embargo, la reclamación de Jair Bolsonaro podría alimentar un pequeño pero comprometido movimiento de protesta que hasta ahora se ha negado a aceptar el resultado, denunciando fraude electoral y exigiendo la intervención de las fuerzas armadas.

Alexandre de Moraes, el juez de la Corte Suprema que actualmente dirige el TSE, respondió a la denuncia explicando que estos modelos de urna se habían utilizado no sólo en la segunda vuelta, sino también en la primera, el 2 de octubre. 

Dijo que el tribunal no consideraría la denuncia a menos que el PL ofrezca un informe enmendado en un plazo de 24 horas que “se refiera a las dos rondas”, pues de lo contrario sería rechazada sin ser analizada.

Pero la anulación de una parte de los votos obtenidos el 2 de octubre tendría también repercusiones en las elecciones legislativas, que se celebraron el mismo día, en las mismas urnas. Esto podría poner en peligro la elección de muchos parlamentarios del PL.

El fallo no se conocía previamente, pero los expertos dijeron que tampoco afecta a los resultados. Según Wilson Ruggiero, profesor de ingeniería informática y sistemas digitales en la Escuela Politécnica de la Universidad de Sao Paulo, cada máquina de votación puede seguir siendo fácilmente identificada por otros medios, como su ciudad y su distrito electoral.

Dos coaliciones se enfrentan

Gleisi Hoffmann, la presidenta del Partido de los Trabajadores (PT) de ‘Lula’, describió la queja electoral de Bolsonaro como una “chicana”. “Basta de dilaciones, irresponsabilidades, insultos a las instituciones y a la democracia”, escribió en Twitter.

“La elección fue decidida con el voto y Brasil necesita paz para construir un futuro mejor”, agregó Hoffmann, que es también una de las jefas del equipo de transición designado por ‘Lula’.

El Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), tradicional rival del PT, calificó la denuncia de Bolsonaro de “insensata”, tuiteando que sería resistida “por las instituciones, la comunidad internacional y la sociedad brasileña.”

La coalición de Bolsonaro dijo que su auditoría de la segunda vuelta del 30 de octubre entre Bolsonaro y ‘Lula’ había encontrado “signos de mal funcionamiento irreparable” en algunas máquinas de votación electrónica.

“Hubo indicios de graves fallas que generan incertidumbres e imposibilitan la validación de los resultados generados” en los modelos más antiguos de las máquinas de votación, dijeron los aliados de Bolsonaro en su denuncia. Como resultado, instaron a que los votos de esos modelos sean “invalidados”.

Una vieja queja contra el voto electrónico

Jair Bolsonaro ha afirmado durante años que el sistema de votación electrónica del país es susceptible de fraude, sin aportar pruebas que lo corroboren. 

Brasil comenzó a utilizar un sistema de voto electrónico en 1996 y los expertos en seguridad electoral consideran que estos sistemas son menos seguros que las papeletas marcadas a mano, porque no dejan un rastro de papel auditable.

Sin embargo, el sistema brasileño ha sido examinado minuciosamente por expertos nacionales e internacionales, que nunca han encontrado pruebas de que haya sido explotado para cometer fraude.

Después de la segunda vuelta de las elecciones el 30 de octubre, Bolsonaro guardó silencio público durante casi 48 horas y aún no ha reconocido su derrota, aunque autorizó a su gobierno a comenzar a preparar una transición presidencial.

El presidente de Brasil es una de las presencias más visibles de Brasil en las redes sociales y en los actos públicos de los últimos cuatro años, pero casi ha desaparecido de la vista pública en las últimas tres semanas, con poca o ninguna agenda formal o declaraciones públicas en la mayoría de los días.

Con Reuters, AFP, AP y EFE