OPINIÓN

PAREN ESTA GUERRA

Por: Rodolfo Godoy Peña

Empezó Qatar 2022 y el mundo entero parece contagiado de la fiesta deportiva más importante a nivel global porque es obvio que ningún deporte tiene el impacto mundial, ni realiza un evento de calado planetario como lo hace el futbol.

Y a la par que un número significativo de la población mundial y de los grandes medios de comunicación pone el foco en el evento deportivo, la guerra en Ucrania continúa. Mientras en Doha, capital del país anfitrión y que cuenta con las reservas de gas probadas más abundantes del planeta, se permiten aclimatar sus calles a través de un sistema de aire acondicionado que fluye desde las aceras, caminerías, parques y plazas, la mayor parte del territorio ucraniano se encuentra sin energía eléctrica y en los prolegómenos de un crudo invierno que deberán afrontar sin poder calentar sus hogares pues Rusia se ha dado a la tarea de destruir progresivamente toda la infraestructura del sistema eléctrico de ese atribulado país.

A despecho de las noticias parcializadas sobre la guerra en Ucrania en los medios occidentales y su dialéctica para intentar convencernos de que Rusia está derrotada, de que se le acabaron las municiones, de que le toparán el precio de sus hidrocarburos, de que Putin está enfermo terminal o de que el descontento del pueblo ruso desembocará en un golpe de estado, todo pareciera indicar, a contramano de esas “noticias”, que la realidad es diferente.

Que la guerra hace mella en Rusia es indudable pero puesto en perspectiva es infinitamente menor el daño que se inflige Rusia con relación a lo que sufre Ucrania. Putin estaba largamente preparado para esta guerra a diferencia de los ucranianos y de la Unión Europea, y aun cuando en ningún escenario tenemos la capacidad de controlar todas las posibilidades, Putin ha ido acomodando su estrategia en la misma medida que Zelensky y sus aliados se encuentran empantanados y luchando una guerra en su propio territorio contra un enemigo que se encuentra fuera y muy lejos de su alcance.

Cuando hace unas semanas Rusia decidió salir de los territorios ocupados al este de Ucrania y el mundo “occidentalizado” vio aquello como un triunfo y una muestra incontestable de que el invasor se estaba batiendo en retirada, lo que sucedió fue que Putin estaba contemplando anticipadamente un escenario que podía ser muy adverso a sus intereses, cosa que no parecía tan difícil de advertir: las tropas rusas desplegadas más cerca de su propio territorio evitan problemas de suministro pues si se “estiran” en demasía dentro de Ucrania quedan expuestas a ataques contra sus líneas de abastecimientos.

Por otra parte, los bombardeos rusos constantes realizados contra infraestructura crítica energética ucraniana son hechos desde la distancia a través de misiles que no exponen a los combatientes rusos a la pelea directa y que han tenido como resultado cortar el suministro a la capacidad bélica de Ucrania y, como daño colateral, dejar sin provisión también a la población civil. De hecho los rusos han afinado la trayectoria de sus misiles para evitar que sean destruidos por el armamento ucraniano: si Moscú necesitaba alrededor de 100 misiles en ataques previos, ahora apenas lanza 18 con más efectividad. Tan es así que el portavoz de la defensa ucraniana, Yuriy Ignat, declaró con ocasión del bombardeo del día 18 de noviembre: “…Moscú eligió deliberadamente las trayectorias que podrían superar los sistemas locales, que aún sufren por la falta de armas modernas.”

Adicionalmente los rusos saben por conocimiento histórico directo que en invierno ni se pelea, ni se intenta ocupar territorios. Con revisar las experiencias de Napoleón o de Hitler tienen suficiente. A Rusia la salvó de ser invadida el invierno, pero también hay que decir que aquellos no contaban con los misiles con los que cuenta hoy Putin, y Moscú sabe muy bien que puede hacer un daño gigante sin salirse ni un centímetro de sus fronteras. Ucrania, en cambio, ha sido sobre apertrechada con armamento occidental que es ineficaz para luchar y defenderse contra el invasor porque las mismas son inútiles contra un enemigo que lucha desde su territorio y porque los misiles entregados por Europa no pueden ser usados contra territorio ruso, como si pueden los rusos usar los suyos contra el territorio ucraniano sin ninguna limitación.

Una de las principales condiciones para entregar armamento a Ucrania por parte de los países de la OTAN es que en ningún caso el armamento de fabricación occidental puede ser usado contra territorio ruso. El uso por parte de Kiev de un misil que se lance contra territorio ruso y que lleve “firma occidental” puede ser el disparador de la tercera guerra mundial, y solo basta recordar la tensión que vivió el mundo hace apenas unas semanas atrás con ocasión de los misiles “caídos” en Polonia y el desmentido inmediato de la OTAN sobre las afirmaciones ucranianas de que aquellos fuesen misiles rusos. Y a todas estas, según los informes occidentales más recientes, la industria militar rusa trabaja hasta tres turnos diarios fabricando misiles y municiones, lo que hace deducir lógicamente que si Rusia no tuviese materia prima para fabricarlos no tendría necesidad de poner a las fábricas militares a trabajar a marcha forzada.

La Unión Europea y los Estados Unidos por su lado han ido modificado el discurso y han empezado a invitar modosamente a la negociación mientras Zelensky sigue poniendo condiciones como si tuviera algún chance de ganar el conflicto. Hasta ahora el presidente ucraniano ha “retirado” solamente la condición de exigir la “dimisión” de Putin pero nada más y los líderes europeos -enchiquerados en la imposición de un cártel de compradores con el tema del “tope”- están intentando variar las reglas económicas del capitalismo, por ellos mismos sacralizado, con lo cual lo único que conseguirán es aumentar todavía más el precio del petróleo hasta niveles nunca vistos, según afirman muchos expertos.

Están cayendo las primeras nevadas en Ucrania y durarán hasta febrero. El pueblo ucraniano sufre y sufrirá aún más con el frio y el hambre porque la falta de energía no discriminará, ni será selectiva. Esta guerra debe terminar y es por eso que Zelensky debe entender que no tiene derecho de inmolar a su pueblo para defender un caduco orden mundial y Putin debe entender que no vale la pena la ignominia de millones de ucranianos por defender posiciones políticas. Las partes de este conflicto deben atender con urgencia la llamada a la paz. Hay que detener esta guerra.

@rodolfogodoyp

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