IMPERDIBLES

América en alerta: cuáles son las consecuencias del cambio climático en la salud

Científicos norteamericanos, chilenos y peruanos advirtieron sobre las secuelas del calentamiento global en América Latina y el Caribe. Cómo puede revertirse y qué aspectos tener en cuenta

El tiempo se agota. De no frenar las emisiones de gases de efecto invernadero, los peores pronósticos del cambio climático serán una realidad. Hasta el momento, el aumento de la temperatura que sufrió el planeta supera los 1,1ºC. El límite establecido en el Acuerdo de París (2015) más optimista se puso en los 1,5ºC, el más pesimista en los 2ºC para mediados y finales de siglo.

Sin embargo, las consecuencias del incremento en la temperatura del planeta ya son visibles, más aún cuando se analiza cómo avanzan algunas enfermedades por los continentes. Las cuales, además, se encuentran acompañadas de contaminación ambiental, un combo que ya generó una suba en los casos de algunas patologías e, incluso, muertes.

América Latina y el Caribe no son las excepción. Pese a que no son considerados grandes emisores de gases de efecto invernadero, los científicos advirtieron que no existen políticas que contemplen una fuerte disminución de esas emisiones y cómo mitigar sus efectos en la salud.

En consonancia con este aspecto, un informe realizado por científicos chilenos, peruanos y norteamericanos, que fue publicado en la revista The Lancet y denominado “Código Rojo para la respuesta en Salud en América Latina y el Caribe”, advierte sobre las secuelas del calentamiento global en esta región.

En el documento, los expertos advirtieron que “el cambio climático magnificará los peligros para la salud”. Incluso, señalaron que los más afectados serán “las poblaciones expuestas a la inseguridad alimentaria y del agua, las olas de calor y las enfermedades infecciosas”.

Y, como si fuera poco, destacaron la importancia de, no solo disminuir las emisiones de los gases de efecto invernadero, sino también constituir sistemas de salud que brinden respuesta a los más afectados por las consecuencias. Es que para científicos el clima ya cambió en América Central y del Sur, y se proyectan patrones climáticos más extremos, pérdida de volumen de glaciares y aumento del nivel del mar.

Es más, aunque los países de América Latina y el Caribe emiten cantidades relativamente pequeñas de gases de efecto invernadero (GEI), la mayoría no cumplen con los objetivos de emisión de sus Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés), establecidas en los objetivos del Acuerdo de París.

Según enumeraron en el documento, “países como Argentina, Costa Rica y Colombia incluyeron la salud como un factor relevante en términos de impactos climáticos y co-beneficios en salud”, con lo cual la salud de las poblaciones se posiciona como una prioridad, se maximizan los beneficios económicos y se garantiza un apoyo público más amplio.

Al tiempo que aclararon que “la capacidad, preparación, respuesta, recuperación y asignación de recursos de sus sectores de salud” es desigual. “Mientras países como Argentina, Brasil, Chile, Cuba y Uruguay gastan más del 9% de su PIB en salud, Venezuela gasta menos del 4%”, indicaron.

“Entre 1998 y 2020, los eventos climáticos afectaron a 277 millones de personas y provocaron la muerte de más de 300 mil en la región”, ya que se registraron: “Ciclones tropicales extremos, tormentas y tormentas de polvo; sequías severas y extendidas; tendencias crecientes de la temperatura media a tasas mayores que el promedio global que conducen a la pérdida de glaciares y olas de calor; variaciones en la precipitación media aceleradas por el cambio regional del uso de la tierra y las tasas de deforestación; continuidad en el aumento relativo del nivel del mar; y un aumento de las olas de calor marinas”, según señalaron los científicos.

Además de los fenómenos naturales, los científicos señalaron un incremento en las zonas influenciadas por enfermedades transmitidas por vectores originarios de regiones tropicales, entre los que pueden enumerarse el dengue, el zika y el chikungunya.

“Los casos de dengue casi se han triplicado de 2000-2009 (6,78 millones) a 2010-2019 (16,52 millones) y el mayor registro de casos ocurrió en 2019. Además, la exposición a olas de calor también ha aumentado en la región, alcanzando casi 270 millones de personas-día en poblaciones vulnerables (>65 años) en 2020″, puntualizaron.

Incluso, resaltaron que “se estima que entre el 20 y el 60% de la mortalidad relacionada con el calor en América del Sur se atribuyó al cambio climático antropogénico entre 1991 y 2018″.

Con este panorama, los expertos indicaron la importancia de implementar medidas de mitigación, además de frenar las emisiones de gases de efecto invernadero. Siendo que para alcanzar estos ideales es más que relevante tomar en consideración qué rol que tomen los países.

“El éxito de la mitigación del cambio climático es clave, ya que puede proporcionar co-beneficios para la salud a nivel local”, aseguraron los expertos. Mientras que, en paralelo, advirtieron que se prevé que aumenten las emisiones. Un ejemplo de las consecuencias, según resaltaron, es que “hasta el 15% de las tasas de mortalidad por COVID-19 se han atribuido a la exposición a largo plazo a la contaminación del aire”.

Pero eso no es todo, ya que incluso advirtieron sobre la importancia de los espacios verdes en las ciudades, los cuales “secuestran carbono y proporcionan refrigeración local que reduce las islas de calor urbanas, lo que beneficia tanto a la mitigación del cambio climático como a la adaptación al calor”. Es por este motivo que recomendaron “aprovechar la oportunidad de estructurar su recuperación económica de COVID-19 en torno a medidas ambientalmente racionales que construyan un futuro más sostenible”.

Al referirse a los sistemas de salud y su producción de gases de efecto invernadero, otro punto en el que hicieron hincapié, los expertos resaltaron que los “profesionales de la salud están cada vez más comprometidos”, ya que la “huella de carbono del sector en 2014 representó el 4,4% de las emisiones globales netas de GEI, con un incremento de hasta el 4,9%”.

Por lo cual, en palabras de los expertos, se debe priorizar la construcción de sistemas de salud resilientes al clima “a través de medidas de adaptación que al mismo tiempo impulsan la equidad en salud”. Incluso, destacaron la posición de la Argentina al constituirse como “el primer país en incluir medidas de mitigación del sector de la salud en sus NDC”.

“Dentro de la región y dentro de cada país, las poblaciones menos responsables de la situación serán las más afectadas, y también serán los últimos en disfrutar de los beneficios colaterales de la adaptación y los esfuerzos acelerados de descarbonización si no se prioriza la equidad”, es por eso que “el compromiso climático debe contemplar el desarrollo de capacidades de los profesionales de la salud, la asignación de recursos suficientes y la ampliación de los servicios de salud, así como de sus redes de monitoreo y evaluación”, concluyeron.

Con Información de Infobae