Sordina antidemocrática
En el cínico arte de pedir silencios para preservar la integridad de una utopía (no importa el costo humano de su improbable ejecución) los cultores del pensamiento único han tenido desempeños memorables. “Dentro de la Revolución todo, contra la Revolución, nada”, decía Fidel Castro en junio de 1961. “Los contrarrevolucionarios (…) no tienen ningún derecho contra la Revolución, porque la Revolución tiene un derecho: el derecho de existir, el derecho a desarrollarse y el derecho a vencer”: eso afirmó el comandante, pistola sobre la mesa, durante el discurso que ponía cierre a tres tensas reuniones con escritores y artistas cubanos en la Biblioteca Nacional, en La Habana.
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